2121 - ANÁLISIS DEL RIESGO CARDIOVASCULAR EN PACIENTES CON ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR ESTABLECIDA EN NUESTRO ÁREA
1Medicina Interna, Hospital Universitario de La Línea, La Línea de la Concepción, España. 2área de Investigación, Hospital Universitario de La Línea, La Línea de la Concepción, España.
Objetivos: Evaluar el riesgo cardiovascular previo en pacientes ingresados por un evento cardiovascular mayor (ECM) en la planta de Medicina Interna de nuestro hospital, así como analizar sus comorbilidades y la adecuación del tratamiento hipolipemiante según el riesgo cardiovascular.
Métodos: Estudio observacional, descriptivo, retrospectivo y transversal con efecto de auditoría clínica. Se incluyeron pacientes ingresados entre octubre de 2024 y diciembre de 2025 con diagnóstico de enfermedad coronaria o cerebrovascular. Se recogieron variables sociodemográficas, comorbilidades y datos clínicos al ingreso: presión arterial sistólica y diastólica (mmHg), ácido úrico (mg/dL), filtrado glomerular, HbA1c, perfil lipídico básico y avanzado, y tratamiento hipolipemiante previo. El riesgo cardiovascular global se clasificó como bajo-moderado, alto o muy alto, mediante evaluación clínica, escala SCORE2 (fig. 1), factores modificadores, lesiones de órgano diana (LOD) y presencia de enfermedad vascular aterosclerótica (EVA). Se utilizó Stata® v17.0 para el análisis estadístico.
Resultados: De nuestra muestra de 100 pacientes, el 70,71% eran hombres y el 29,29% mujeres. De ellos, el 65% tenía HTA, el 66% diabetes tipo 2 y el 23% diabetes tipo 1. Según el riesgo cardiovascular, 2 pacientes (1 hombre y 1 mujer) pertenecían al grupo de riesgo bajo-moderado (Grupo 1); 36 al riesgo alto (Grupo 2; 24 hombres y 12 mujeres) y 60 al riesgo muy alto (Grupo 3), con predominio masculino (70 hombres). Respecto a los hábitos tóxicos: en el Grupo 1, un paciente era fumador. En el Grupo 2, el 31% eran no fumadores, el 28% exfumadores (> 2 años) y el 42% fumadores activos. En el Grupo 3, el 17% eran no fumadores, el 35% exfumadores y el 48% fumadores activos. El análisis respecto a los niveles de LDLc (fig. 2). El 100% del Grupo 1 presentaba LDLc > 100 mg/dL; en el Grupo 2, el 83,33% tenía LDLc > 70 mg/dL y en el Grupo 3, el 90% superaba los 50-55 mg/dL. Con respecto a la ApoB, solo tenemos datos de 13 pacientes, y en el 100% superaban los 100 mg/dl. En cuanto al tratamiento hipolipemiante previo: en el Grupo 3, un 33,3% recibía estatinas de alta potencia, el 30% de potencia media y el 36,67% no estaba tratado. En el Grupo 2, el 19,44% recibía estatinas de alta potencia, el 19% de potencia media y el 61,56% no seguía tratamiento. En el Grupo 1, ninguno tomaba tratamiento hipolipemiante. Ningún paciente estaba bajo tratamiento con fármacos biológicos.


Conclusiones: El estudio evidencia una subóptima adecuación al tratamiento en pacientes con riesgo cardiovascular alto o muy alto: una proporción considerable no recibía estatinas o lo hacía con potencias inadecuadas, pese a no alcanzar los objetivos de LDLc. La mayoría de los pacientes ingresados eran de riesgo cardiovascular alto o muy alto. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de intensificar estrategias de prevención primaria y no limitar la intervención terapéutica a la prevención secundaria, subrayando la necesidad de crear unidades especializadas en riesgo cardiovascular. Es fundamental realizar una evaluación analítica integral al ingreso, que incluya Lp(a) y ApoB, para una estratificación adecuada e intervención precoz y eficaz.




